Son cuatro
años de compartir experiencias, esperanza, mensajes; de intercambiar historias, afectos,
cuatro años en los que hemos andado livianas y felices, y también vivido
momentos difíciles que debimos superar. Hemos formado un verdadero ejército de
guerreras, haciéndole frente al cáncer
con el amor por la vida. Algunas compañeras de senda ya no están, y las
recordamos con el mayor cariño. Otras, se están sumando a nuestras filas,
algunas con miedos, algunas con dudas, pero todas seguras de encontrar oídos
que escuchen y de recibir palabras y ejemplos que conforten. Son cuatro años en
los que hemos caminado, hemos cantado, y
hemos llorado; algunas lágrimas de tristeza, si, pero también de alivio y de alegría; y
es esa misma alegría la que nos mantiene erguidas, y nos permite portar esa
bandera de esperanza que caracteriza nuestro movimiento.
Son cuatro
años de abrazos y de sonrisas. Y lo celebramos como cada día, como cada minuto.
Porque seguimos
caminando.