8 mar 2016

ELISA

Nos encanta publicar lo que nuestros amigos nos envían para compartir.
En esta ocasión, esta pequeña, simple y fresca historia fue escrita por una querida amiga que hace muy poquito tiempo se fue, pero sigue acompañándonos desde otro lugar...
Por alguna razón no intencional, había quedado archivada en borrador y nunca fue publicada y hoy revisando el blog la encontramos.En su memoria la damos a conocer hoy y en este día especial, "Día Internacional de la Mujer", la recordamos como un ejemplo de vida. 



Se paró frente al espejo. Se estiró y se miró de lado. Se puso de puntas de pie y giró la cabeza.
Eso la hacía parecer más estilizada. Dio varias vueltas sobre los talones y su vestido de gasa se sacudió al compás de los movimientos armónicos de su cuerpo.
Esos zapatos de taco alto la hacían ver definitivamente, más alta.
El pelo suelto a su vez, mostraba que estaba tan largo que casi llegaba a la cintura, mimando el cinturón.
El maquillaje, acorde a las primeras horas de la tarde, era tenue, con alegres tonos pastel, jugando con el color miel de los ojos de Elisa.
La música sonaba suave en la radio, cómplice de su alegre estado de ánimo.
Le gustaba bailar delante del espejo, y hoy, más aún.
Si bien pasaba los treinta, su alegría y serenidad, la hacía parecer mucho menos.
Sonó el timbre y eso la sobresaltó. Se le desprendió una flor del cabello, pero se agachó y la levantó con rapidez.
Se la colocó en su cabeza, dentro de su melena dorada, entremezclándola hasta que pareciera nacer allí.
Se volvió a mirar al espejo. Se estiró el vestido sobre la cintura y la asimetría de su pecho era notoria.
Solo habían pasado algunos meses y seguramente, lo estético tendría solución.
Volvió a sonreír. 
Estaba viva.


Texto de Mónica Yapur regalado a MAMA MIA. GRACIAS!!!!

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